martes, 23 de octubre de 2012

La Nube de Peces y otros cuentos y leyendas del Piedemonte (María Josefina Villegas *)


Pie de Monte llanero (imagen en el archivo de Lisett Bazó)





Cuentos, Cacho de BarinasPor los caminos del Llano el hombre generalmente anda sólo a caballo, de la dura brega que representa los trabajos de llanerías y de enfrentarse a lo duro del medio. Es la risa y la imaginación lo que sirve de vía de escape. Así mismo, al enfrentarse con una naturaleza exacerbada en sus manifestaciones se identifica con ella, dominando su ambiente y todo lo rodea con una excepcional capacidad de conocimiento y de clasificación de la fauna y la flora de las cuales se siente como una parte más.
El estrecho contacto con la naturaleza le permite al llanero tener una seguridad propia y sentirse además como poseedor del dominio sobre el medio, todo lo cual le va permitir desarrollar un gran sentimiento de libertad, que solo será coartada por la presencia sobrecogedora de la inmensidad de la llanura con su horizonte en fuga perenne. “Es la ingrimitud, sentirse anta la inmensidad”. Ante lo cual con su carácter fantasioso dispuesto a la exageración y a la experiencia mágica, magnífica los hechos y fenómenos, que de una u otra forma, desarrollada en estrecho contacto con el medio.
Este hombre del Llano es el producto de la mezcla de blancos, negros e indígenas que huyendo de situaciones insoportables de explotación y represión se refugiaban en esas tierras anchas donde era difícil encontrarles, y donde preferían afrontar las duras condiciones del medio, pero con libertad, aprovechando el ganado cimarrón que después de escapar de las manadas, también se había refugiado en esos mismos terrenos.
Por los caminos del Llano el hombre generalmente anda sólo a caballo, de la dura brega que representa los trabajos de llanerías y de enfrentarse a lo duro del medio. Es la risa y la imaginación lo que sirve de vía de escape. Así mismo, al enfrentarse con una naturaleza exacerbada en sus manifestaciones se identifica con ella, dominando su ambiente y todo lo rodea con una excepcional capacidad de conocimiento y de clasificación de la fauna y la flora de las cuales se siente como una parte más.
Los Cachos Llaneros: Se llama cacho aquellos cuentos, generalmente cortos, que expresan un vuelo fantástico de la imaginación, el cacho no hay que confundirlo con el chiste, es una actividad corriente donde algunos llaneros expresan una gran fantasía y una buena dosis de malicia en un lenguaje coloquial. El cachero jura y perjura que lo contado es la “purita verdá”, “sin naita e mentira”. Pero es de tal magnitud lo que cuenta que arranca risa entre los oyentes, y se establecen suerte de competencias para ver quién es el más exagerado en sus cachos. –“Si otro puede inventar tanto yo puedo hacerlo mejor, esos es inteligencia que tiene uno”- dice Don Tulio, un cachero de Libertad de Barinas que disfruta y hace disfrutar a sus vecinos con sus cachos. Constituye esta una forma de distracción que permite intercambiar vivencias y evidenciar el ingenio de los que lo practican. Flora Ovalles recogió en Libertad de Barinas esta muestra de cachos llaneros que Don Tulio le contó, así como sabe hacerlo uno tras otro, con un despliegue de su gran ingenio y poder de fabulación. “Con la “purita verdá”. “Sin decir ni una ola mentira”. “Porque es un poder de la inteligencia”.
De seguida oigamos a Don Tulio contar:
Así comienza el relato.

El viaje de los Pavos
Voy a contarles lo que una vez nos pasó, sin naita de mentira. En aquel tiempo, tenía yo que llevar a Valencia una maná de doscientos pavos a pie, desde acá de Libertad de Barinas, sí pariente, a pie hasta allá, hasta Valencia. Así los fuimos arreando con un bejuco por toítas esas carreteras. Pero sucede que ya cuando íbamos por San Carlos toítos esos pavos tenían esas patas peladas de tanto caminar, sí, tenían ampollas y ya no podían andar más. ¡Bueno pues qué gran problemón!, nos estaban esperando con los pavos y esos bichos que ya no querían caminar por las patas hinchadas y peladas ¡Ah bueno!, pero usté sabe que el llanero es del tamaño de la circunstancia que se le presente y sin esperar mucho yo fui y le compré un par de alpargatas para cada pavo y así fue como pudimos llegar a Valencia.

Los Científicos no creen
Los científicos no creen, pero en las nubes hay pescaos, si señor hay pescaos, que se los digo yo que lo vi, sin ninguna mentira, como que me puedo morir mañana, por mi madre santa. Ese fue un día que llovió mucho. Umju, llovió mucho, mucha, mucha agua cayó. De por los laos de Arismendi había venido una nube grande. Era que se formaron nuevas lagunas. Caía tanta agua que la laguna que se formó iba desde acá hasta los laos del Cinaruco. Eso era agua bastante. Y yo estaba ahí con mi compadre. Mire, cámara, mi compadre atajó una cachama así, así de grande, casi tan grande como él, una cachama que cayó de esa nube inmensa. Y caían coporos y palometas que no alcanzábamos a recogerlos todos. Toda la gente pudo recoger pescao ese día y llenábamos tobos de pescao; estuvimos comiendo ese pescao por cuatro meses, umju, porque el quedó lo salamos. Sí, camarita, los científicos no creen, ellos dicen que saben y no creen, pero en el cielo, allá en las nubes hay pescao.

El Día que Sopló un Gran Viento
Yo tenía como quince años, estaba así como muchachón. Mire, pariente, al lado de aquel caney grande, allí cerquita había un árbol tan grande ese árbol que no se le veía la copa y los pajaritos se cansaban tratando de llegar pa´ allá arriba tan alto. Bueno pues, sucede que un día amaneció soplando un viento muy juerte que cada vez que soplaba más juerte y los arboles se doblaban barriendo el piso con sus ramas. En la noche todos nos acostamos a dormí, así como todos los días lo hacíamos pues, y el viento que silbaba fuiiiu, fuiii, toda la noche y nosotros adentro de la casa, pero con ese frío muy, muy grande. De repente que empieza a sonar como un rumor, así uuuh, uuuh, y nos acostamos todos arropados hasta la cabeza. El viento fue tan fuerte que levantó el techo completico y lo dejó allá arriba sobre la copa del árbol muy alto. Pero lo que más nos impresionó, fue que las mujeres que estaban durmiendo cada una en su hamaca, estaban allá arriba, si pariente, seguían colgando en sus hamacas del techo que voló. Allá arriba tan alto que casi no se las veía. ¡Umju! estaban en sus hamacas en la copa del árbol grande.

El Viaje en el Caimán
 Ahora lo que les voy a contar. Esta es la impresión más grande que me he llevado. Eso sí, sin mentira ninguna, con la purita verdá. Caminado que iba yo por la orilla de una caño, y que zas me caigo al agua e golpe. Allí como esperándome estaba un caimán tan grande, mire que la cabeza estaba aquí donde está mi pie y la cola estaba allá como dos a tres leguas de largo. Si un enorme caimán con su bocota abierta y que me traga completico con todo lo que yo levaba conmigo. Eso adentro estaba muy oscuro, pero yo prendí mi lámpara y busqué donde poner los colgaderos y colgar mi hamaca, así es que saqué mi cuchillo y le abrí en una costilla del caimán. Sí, colgué mí hamaca en las costillas del bicho aquel, porque ya estaba cansado y tenía sueño. Sin mentira ninguna, esta fue la purita verdá. En mí porsiacaso llevaba comida y así me pude mantener mientras que sentía que el caimán iba rápido por esos ríos y yo no me podía salir de su barriga. El bicho iba tan rápido que sentía que el agua pasaba por fuera. Había pasado más de una semana, cuando e pronto siento que el caimán se va saliendo el agua y que se echa a dormir en la orilla. Ah bueno pues, como esos animales duermen con la boca abierta y que veo que entraba una luz desde afuera y yo que sigo la luz hasta la boca del caimán. ¡Pija saben dónde estaba! el caimán me había llevado hasta onde sale el Orinoco al mar, si allá onde mientan el Delta y jue allí en ese vainón tan grande onde entra el agua pa´ el mar, jue allí onde me le logré salir de la barriga al caimán y escaparme.

Cuentos y Leyendas del Piedemonte
Las estribaciones de la cordillera andina se internan en el territorio del estado Barinas dibujando un paisaje de colinas suaves con abundantes vegetación. En estas regiones de magia de la palabra marca de forma indeleble la vida de sus habitantes rememorando leyendas y cuentos se nutren de la visión mágica del mundo. Así como Don Tulio hecha sus cachos" en Libertad de Barinas, también escuchamos cuentos del Piedemonte en los talleres de narración oral que se les dictó a unos docentes de educación básica de escuelas estatales. A continuación presentamos algunos de ellos. 

El Arcoiris Baja a Beber Agua
Cuando ha llovido mucho y el sol sale muy brillante es cuando se puede ver como baja el arcoiris a tomar agua en las lagunas. Yo tuve oportunidad de verlo una vez por allá por los lados de Obispos, en una colina cercana me fueron a buscar y me dijeron unos muchachos que por  allí estaban jugando,  - venga maestros pa' que lo vea, sino lo va a creer -. Y yo fui, y lo pude ver. Es impresionante. El arcoiris baja por una de sus puntas y se sumerge en la laguna para beber agua. Tiene en ese extremo como una especie de cabeza de caballo, así como una gran trompa y por ella bebe mucho agua, luego se vuelve a levantar y se ve nuevamente el arcoiris en el cielo, para después desaparecer. Si no lo hubiera visto no lo hubiera creído, pero yo lo vì.
(Contado por docente de Barinas, en el Taller Introductorio a la Investigación de la Narración Oral. Barinas, 1994, Cátedra de Narración Oral)

 La Linterna de Barragán
Por los lados de El Real hay una especie de bosquecito, una parte que nadie trabaja ni pasa por allí, pero desde lejos se ve como una luz va siguiendo siempre el mismo camino. Esa. Luz es la de la linterna de Barragán que recoje sus pasos sobre la tierra. Barragán era un capataz de hacienda que desapareció de repente, nadie supo por mucho tiempo que había sido él y se contaban historias sobre su desaparición. Fue entonces después de algún tiempo que se comenzó a ver la luz que se movía siguiendo el mismo camino, en una parte de la hacienda donde trabajaba Barragán, un lugar que tenía arboles altos, en un bosquecito de la hacienda. La curiosidad se fue haciendo cada vez más grande sobre la luz que caminaba, hasta que comenzaron a abrir huecos por donde la luz llegaba y al fin encontraron el cuerpo de Barragán a quien habían matado y lo habían enterrado, con su linterna en la mano que aún estaba encendida. Habían pasado muchos días y después de casi dos meses aun la linterna estaba encendida bajo la tierra. Hoy en día se sigue viendo la linterna de Barragán que sigue un mismo camino, hasta llegar el sitio donde lo enterraron.
 (Contado por docente de Barinas en el Taller Introductorio a la Investigación de la Narración Oral. Barinas 1994. Cátedra de Narración Oral)

La Bola de Fuego
Mi cuñado, el esposo de mi hermana fue quien la vio. Sí, él venía en su camión una noche, venía con su acompañante que también la vio. Ellos cuentan que cuando se pararon en un lado del camino para orinar en el medio de la sabana, de pronto se apareció y la veían que se le acercaba una gran bola de candela que se quedaron mirándola como se movía muy rápido pa' lla y pa' aca, para todos lados. Era redonda así como la rueda que giraba. De pronto se paraba un poco en el aire y luego se comenzaba a mover rápido. Cuando ellos vieron que se le acercaba y parecía que se le venía encima cuando corrieron al camión apurados. Dice mi cuñado que esa vez si fue verdad que se asusto, porque él no creía en todo esos cuentos de espantos. Él decía que esos eran cuentos de viejas rezanderas. Pero esa vez la bola de fuego se le ponía delante del camión y cuando él se apuraba pasaba y no la veía, pero luego la veía atrás, y luego adelante, hasta que llegaron a la casa echando el cuento del susto que habían pasado. Mi cuñado y el acompañante llegaron blancos del susto.
  (Contado por docente de Barinas en el Taller Introductorio a la Investigación de la Narración Oral. Barinas 1994. Cátedra de Narración Oral)

 Una Casa en el Fondo del Agua
Eso fue hacia allí, hacia los lados de Santa Catalina, por allá muy cerca de las orillas del río Apure. Cuentan que era una casa grande, si una casa de hacienda muy grande que estaba al lado de una laguna, donde siempre llegaba mucha gente a pasar vacaciones. Y en la Semana Santa sobre todo iba mucha gente. Desde Caracas venían muchos invitados con los dueños de la hacienda y hacían una parrandas de varios días. Pero una vez que vinieron en una Semana Santa al día siguiente del Viernes Santo, o sea el Sábado de Gloria no había ninguna casa, ni ninguna gente. El Viernes Santo la fiesta fue como nunca, había mucha comida y bebida y la gente no se acostó a dormir, si no que siguió la parranda toda la noche. Pero al otro día cuando se hizo claro y amaneció no había casa, ni gente, solo había el agua de la laguna. Únicamente había agua y no se veía más nada en la inmensa llanura.
En ese mismo sitio, cuando el agua esta clarita y tranquila muchos dicen que en el fondo de la laguna logran ver el techo de la gran casa que está allá en el fondo de la laguna enterita, igual como se hundió. También son muchos los que han oído la música y las risas de mucha gente en fiesta cuando pasa por la orilla de la laguna, o cuando se bañan allí.
(Contado por docente de Barinas en el Taller Introductorio a la Investigación de la Narración Oral. Barinas 1994. Cátedra de Narración Oral).


(*) Tomado de LA MAGIA DE LA PALABRA POR TIERRAS DE BARINAS de María Josefina Villegas (1998). Barinas: Dirección de Cultura Municipal. Alcaldía del Municipio Barinas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pavos con alpargatas jejeje, si son divertidos los cachos, acá en mi país también le dan a los cachos, una ronda de cachos para amenizar una reunión, saludos Isaias

Flora Ovalles dijo...

Querido amigo ; agradecida por esta referencia al libro escrito por mi madre María Josefina Villegas Mujica y a quien tuve la dicha de servirle de compiladora de estas historias -cachos!! Un abrazo infinito!!!

Flora Ovalles dijo...

Agradecida!!!!